viernes, 27 de abril de 2012

Es bueno ser un poco friki

El sábado pasado, como cada semana, Pablo se acercó a comprar a Carrefour con su compañero de piso. Al volver al coche con el carrito, se dio cuenta de que le había desaparecido la mariconera.

Volvió al supermercado, preguntó en objetos perdidos, y nada. Como se había quedado sin las llaves del coche (además de los móviles, llaves de casa, tarjetas y demás documentación), llamaron a un taxi.

De camino a casa se les encendió la lucecita friki.

El móvil de empresa de Pablo tenía activada la localización del teléfono por Internet. Desde el iPhone de su compañero de piso, Pablo vio en el mapa que su móvil estaba ya a 20 Km del centro comercial. Y alejándose.

El taxista flipó cuando le pidieron que, en lugar de ir a casa, por favor, tomara rumbo a la autovía de Córdoba. Durante el trayecto, vieron que el móvil de Pablo se iba moviendo hasta quedarse quieto en un pueblecito a 50 Km de Sevilla. Todavía en camino, llamaron al 062.

Cuando llegaron al pueblo, se presentaron en la casa cuartel de la Guardia Civil, que ya estaba sobre aviso. Pablo les dio algunos detalles más, y cuando quiso denunciar le dijeron: "Primero vamos a por el caco, no sea que se escape, y luego ya pondremos la denuncia".

El sargento de la Benemérita y tres números más se subieron en el Patrol, y siguieron al taxi de Pablo hasta la calle que indicaba el mapa del tesoro. Por suerte todos los edificios eran plantas bajas. Tras dudar entre dos viviendas, compararon el color de la uralita del garaje con la foto satélite del mapa y se decidieron por una de ellas. Llamaron al timbre.

Al tío que abrió la puerta se le cayeron los huevos al suelo (cloc!) cuando vio a cuatro guardias civiles en la entrada de su casa, acompañados por dos gafotas y un señor mayor. No hacía ni media hora que había llegado a casa con el botín... Por supuesto, dijo que se lo había encontrado y pensaba devolverlo todo.

Al final de la película, Pablo se fue a casa con todas sus pertenencias y una batallita más para contar en el trabajo.

El caco se llevó un buen susto pero se libró de la denuncia. Por lástima.

El compañero de piso pasó una tarde de lo más divertida, jugando a detectives, pero esa noche tuvo que servir fruta de postre a su novia porque se le derritió la tarta Contessa con el trasiego.

Por último, el taxista se llevó una carrera kilométrica y una mancha de helado en el maletero.

Así que ya sabéis. Si tenéis un móvil chulo, investigad cómo activar la localización remota. Si os "encontráis" alguno, devolvedlo cuanto antes, no hagáis el canelo, que Pablo ya ha contado a la Guardia Civil cómo recuperar móviles robados por cacos torpes.

Fuente: dadosdeletras.blogspot.com
Foto: Sevilla (avr)

domingo, 1 de abril de 2012

Mis gafotas

Cuando yo tenía 3 años, era un niño con gafas. Con gafotas, mejor dicho, de las de pasta; nada de esas gafas "Harry Potter" que llevan ahora los niños, tan felices.

Como de pequeño era un poco cabezón, las gafas no me quedaban tan mal, pero el peso hacía que se me deslizaran continuamente por la naricilla. Cada vez que esto pasaba, intentaba subirlas encogiendo la nariz y frunciendo el ceño. Yo creo que me quedarán arrugas de expresión por eso... pero vamos al tema.

Un verano, en el chalet de mi tío, descubrí un nuevo uso para las gafas: el "superpoder" de concentrar la luz del sol en un punto.

Apartados de miradas indiscretas, mi hermano y yo comenzamos a experimentar haciendo pequeñas hogueras con hierbajos. Un día, justo cuando empezaba a salir un hilillo de humo amarillento, escuchamos un grito ("qué hacéis?"). Levanté la vista, contesté ("nada, nada"), y cuando la bajé ya teníamos un pequeño incendio entre las manos.

Balance de daños: 25 metros cuadrados de matojos quemados y algún pino joven chamuscado. Y gracias a que mi madre fue rápida con el cubo, y los vecinos con la manguera.

Mi hermano aún recuerda que se pasó la comida mirando fijamente los macarrones fríos en su plato, esperando a que llegara mi padre. Y yo todavía me acuerdo de la marca que me dejó la zapatilla de mi madre en el trasero.

Diopt(r)ic Serie: do throw glances out of the window
Fuente: Flickr
Foto: Diopt(r)ic Serie: do throw glances out of the window (Webgol) CC BY-NC 2.0