sábado, 4 de febrero de 2012

Todos los días menguo

Vaya, otra vez.

Mira que no me he dado cuenta al subirme al coche, pero ahora que me fijo... Creo que he vuelto a menguar.

No mucho: si me estiro un poco, vuelvo a ver la luneta trasera centrada en el retrovisor. Pero si descanso la postura, me vengo abajo y sólo veo los techos de los coches de atrás.

Cada mañana, cuando salgo de casa, reviso que el retrovisor central y los laterales están ajustados. Y lo suelen estar, salvo cuando el vecino de plaza aparca demasiado pegado y me mueve el espejo lateral, con el culo, al deslizarse entre los dos coches. Pero por la noche, invariablemente, el espejo central me queda un poco alto. Cosa de un par de centímetros, no más. Y a la mañana siguiente, todo vuelve a la normalidad. Menos mal.

En diez minutos estaré en casa. Tengo que acordarme de mirar en Internet... Espera; ahora que pillo el semáforo en rojo, voy a mirar en el móvil. Rebusco en el bolsillo, con cuidado de que no se me caiga bajo el asiento como ayer.

Huy, luces azules por detrás; mejor no. Cuando llegue a casa. Embrague, aguanto mientras meto primera; cambia la luz... arranco.

Creo que tiene que ser un tema de la columna. Al dormir, tendido en horizontal, los músculos se relajan, las vértebras se separan, crezco. Y conforme pasa el día, el propio peso del cuerpo hace que las vértebras se compriman, poco a poco, perdiendo unos centímetros. Siempre me he pesado y medido a primera hora, así que mis 1,82 son en estado estirado, pero es fácil que por la noche me esté quedando por debajo de 1,80.

También puede que sea un tema de postura, y que después de todo el día arriba y abajo me encuentre más cansado y tenga una pose más decaída.

Esta noche lo voy a investigar, en Internet y midiéndome. Haré marcas con lápiz en los azulejos de la cocina, comparando varios días, con sus noches. Como los niños pequeños. A ver si me acuerdo.

Car rear view mirror

Fuente: Flickr
Foto: Car rear view mirror (Christian Guthier) CC BY-NC-SA 2.0